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el 29 mayo 2023

Nadie dijo que vivir fuera algo sencillo.

Cierto es que para algunas personas es mucho más complicada la vida que para otras por motivos básicos como la salud o la estabilidad económica. Pero, dejando a un lado esta obviedad, me llama mucho la atención la manera en la que nos vamos poniendo trabas y dificultando cuestiones cotidianas, del día a día.

Me refiero, por ejemplo, a la cantidad de malentendidos que surgen con los mensajes que enviamos o recibimos por whatsapp. Podemos escribir a alguien y creer que nos estamos expresando con claridad, pero quizá la persona que lo recibe lo lee con su propio tono, ya sea porque está algo molesta ese día por cualquier motivo ajeno a nosotros o porque sí tenga algo pendiente que no hemos aclarado. Aunque se trate de un simple “Buenos días, ¿qué haces?” puede que lo lea con tono de burla o resoplando. O, al contrario, que seamos nosotros quienes lo recibamos y digamos “Pues no sé qué tengo que estar haciendo... ¡trabajar!” Si esto puede darse con mensajes cortos, sencillos, imaginad cuando recibimos un texto de esos que parece no tener fin.

Pero ahí estamos, dándole vueltas al mensaje que nos han enviado y aumentando nuestro malestar.

Y no hablemos ya de cómo podemos responder: escribiendo y borrando continuamente lo que escribimos, sin acabar de decidirnos qué y cómo decirle, posponiendo la respuesta, pero sin quitarnos de la cabeza lo que hemos leído y sintiendo que el malestar va in crescendo, con un emoticono neutro porque poner el de la cara de enfado nos sabe mal o no queremos demostrar que estamos molestos. Es decir, de nuevo sin encarar directamente nuestra sensación de fastidio, sin pararnos a ver qué nos está pasando.

Resultaría mucho más sencillo decirle a la otra persona que no acabamos de entender su mensaje o que nos ha molestado y preguntarle abiertamente. Expresar, expresar y expresar. Y, si lo hacemos cara a cara, podría resultar más sencilla y, a la vez, efectiva esa comunicación.

O mirar hacia dentro y ver si tiene que ver más con nosotros mismos y que el mensaje en cuestión que hemos recibido solo haya sido el detonante para sacar afuera lo que estábamos incubando.

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